El ‘caso Mortier’, camino de una resolución

La fulminante destitución de Gerard Mortier al frente de la dirección artística del Teatro Real el miércoles pasado, justo en el momento en que se encuentra tratándose de un severo cáncer en Alemania, ha logrado algo insólito durante estos cuatro años: poner de acuerdo por primera vez a mortieristas y antimortieristas. No ha gustado la manera en que se ha liquidado su etapa. Aunque todo el mundo supiera desde el principio que la historia podía acabar muy mal. O por muy inaceptables que fueran para el ministerio de Cultura las declaraciones que hizo en EL PAÍS advirtiendo de que se marcharía si le imponían a su sucesor y se recchazaba abrir un proceso reglado. Se esperaba algo más elegante. Pero en esta partida había demasiados elementos en juego.

El gestor belga ha pisado muchos callos en sus cuatro años en Madrid y ha herido muchas sensibilidades. Se ha enfrentado públicamente a Esperanza Aguirre y últimamente ha puesto a escurrir uno por uno a todos los altos cargos del ministerio de Cultura. Su trabajo puede haber gustado más o menos (a muchos les ha generado un rechazo absoluto y otros creen que la dado un vuelco muy necesario a la ópera en Madrid). Puede que la situación fuese difícil de gobernar y plantease dudas para el futuro más próximo. Pero reemplazar (destituir, despedir, relevar…) a una persona en sus condiciones no es el ejemplo que la mayoría espera de una gran institución como el Teatro Real (no lo hizo el Barça con Tito Vilanova, y un equipo de fútbol de élite necesita a su entrenador mucho más que una temporada de ópera ya programada a su director artístico). Y menos a uno de los gestores operísticos más importantes de los últimos 30 años. (…)

Finalmente la situación está cerca de resolverse para que se quede hasta final de temporada en el Real (ocupando un puesto distinto y en otras condiciones laborales) para supervisar el desarrollo de la temporada. La conquista de México, Los cuentos de Hoffman o Brokeback Mountain son proyectos tan personales que a Mortier le aterra la idea de estar ausente durante el tramo final de a producción. Tampoco le gusta recibir una indemnización por un trabajo que no ha hecho ni hará. Y con esa baza cuenta el director general del teatro, Ignacio García Belenguer, para resolver un conflicto que podría haber salido muy caro. (…)

El País / Blog Cultura | Daniel Verdú –LEER AQUI LA NOTICIA DE MUSICA / MADRID

Noticia seleccionada por AMADEUS LIBRERIA DE MUSICA

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