Un mundo llega a su fin

(…) Pierre Boulez, que falleció el martes 5 de enero, fue un revolucionario musical de posguerra decidido a dar un portazo al pasado, lo cual incluía a los compositores modernos radicales que fueron sus mayores influencias. A finales de la década de 1980, me dijo: “La historia de la música empieza con Bach y pasa por Haydn, Beethoven, Wagner y Mahler, para luego, a través de Schönberg y Webern, llegar a Stockhausen y a mí. El resto es irrelevante”. Su certeza era inquebrantable y su arrogancia casi humilde. Rechazaba a Mozart por “trivial” y a Shostakovich por “reaccionario”. (…)

Las obras más importantes por las que será recordado son, sobre todo, orquestales: El martillo sin dueño, Pliegue a pliegue, Ritual (in memoriam Bruno Maderna) y Responso. De muchas de estas obras existen varias versiones revisadas obsesivamente. Mantuvo largas relaciones con la Orquesta de Cleveland, la Orquesta Sinfónica de Chicago, el Festival de Lucerna y la Orquesta Sinfónica de Londres.

El País | Norman Lebrecht –LEER AQUI LA NOTICIA DE MUSICA / INTERNACIONAL

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Muere Pierre Boulez, uno de los grandes músicos del siglo XX

La muerte ha alcanzado a uno de los más grandes nombres de la cultura del siglo XX: Pierre Boulez. Le han faltado solo dos meses para alcanzar los 91 años, pero lo esencial de su leyenda se sitúa en el siglo XX, el siglo moderno. Había nacido en la localidad francesa de Montbrison el 26 de marzo de 1925 y falleció el martes en la ciudad alemana de Baden-Baden, donde mantenía su residencia desde los años sesenta.

Pese a ello, Pierre Boulez ha sobrevivido a la casi totalidad de sus compañeros de aventura en la conformación de la música de vanguardia. Karlheinz Stockhausen había fallecido en 2007; Luigi Nono, en 1990; Luciano Berio, en 2003; y György Ligeti, en 2006. Era, pues, el último de la brillante generación de Darmstadt, nombre de la ciudad alemana en la que se probaron los jóvenes de la posguerra en un Festival acogedor para la revuelta e irrepetible en nuestros días. (…)

A la hora del balance queda claro que su reputación en la historia se construirá sobre la composición. Su hercúlea carrera como director de orquesta, su omnipresencia en la creación y gestión de instituciones musicales, su afilado carácter como polemista y ensayista, sus controversias, no pocas veces ácidas, y en fin, la espuma de su temperamento creador dejarán paso a una reputación que se reservará a lo que siempre queda y atraviesa el tiempo: su música. (…)

El País | Jorge Fernández Guerra –LEER AQUI LA NOTICIA DE MUSICA / INTERNACIONAL

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