El perfeccionista de la técnica
14/07/2014 Deja un comentario
Lorin Maazel fue un director brillante que conquistó casi todas las cumbres musicales. Mago de la batuta desde la infancia, elogiado cuando tenía nueve años por Toscanini, aprendió todo lo que podía necesitar un músico para extraer grandes interpretaciones de orquestas de cualquier calidad. No había otro director más capaz que él de espolear a una orquesta cansada por los viajes y hacer que tocara como la Filarmónica de Viena; sobre todo, si era la Filarmónica de Viena. Su técnica ofrecía a los músicos una seguridad absoluta, y su conocimiento de la naturaleza humana les permitía sentirse arropados en todo tipo de circunstancias.
Maazel fue el primer americano, y seguramente el primer judío de la era moderna, que dirigió en Bayreuth, y después encabezó la orquesta de la radio de Berlín, sucedió a Georg Szell en la Orquesta de Cleveland y fue director de la Ópera de Viena, un puesto que en otro tiempo habían ocupado Gustav Mahler y Richard Strauss. La ambición de Maazel era insaciable. Cuando murió Herbert von Karajan, en 1989, estaba convencido de que iba a heredar la Filarmónica de Berlín. Cuando los músicos votaron por Claudio Abbado, juró que nunca más volvería a dirigirles. Fue nombrado director de la Filarmónica de Nueva York —”por fin, un trabajo de verdad”, dijo su padre— y luego de la Filarmónica de Múnich. Le adoraban en China y le adulaban en Japón. Y todavía quería más. (…)
El País | Norman Lebrecht –LEER AQUI LA NOTICIA DE MUSICA / INTERNACIONAL
Noticia seleccionada por AMADEUS LIBRERIA DE MUSICA